CONVENTOS Y ÓRDENES RELIGIOSAS FEMENINAS EN LA EDAD MODERNA

La presencia conventual en la España Moderna se caracterizó por su elevado grado de concentración. Durante este periodo se  fueron fundando muchísimos conventos dispersos por todo el territorio. La información proporcionada por los censos de la segunda mitad del siglo XVIII y los estudios que a partir de ellos se han realizado nos han permitido aproximarnos con bastante fidelidad a este escenario de una España que acabó estando ocupada por cientos y cientos de monasterios y conventos de frailes y monjas, aunque no de modo uniforme por todo el territorio ya que preferían los enclaves urbanos. El proceso de expansión se concentra en los siglos XVI y XVII, ejemplo de ello puede ser considerado el Real Monasterio de la Encarnación de Mula.
Es evidente que las ordenes religiosas tuvieron un papel importante en áreas rurales y en los ámbitos en los que las estructuras parroquiales no llegaban a satisfacer las demandas de servicios religiosos y de atenciones espirituales, hecho que la iglesia promovió tras el Concilio de Trento.

En cuanto a los conventos femeninos, la gran mayoría de los claustros estuvieron acomodados en localidades que contaban con, al menos, otra comunidad religiosa, que siempre fue masculina, hecho que también se da en Mula, donde los franciscanos ya tenían su morada. Con carácter general, la presencia de un convento otorgaba un importante grado de reputación y prestigio a la villa que lo acogía.

Otro aspecto a destacar es la renovación de los centros espirituales en la Edad Moderna. un gran número de monasterios y conventos se asentaron sobre ermitas ya existentes. En el caso del Real Monasterio esto fue lo que sucedió, cimentándose sobre la ermita de Nuestra Señora de los Olmos.
Estas ermitas desde la Edad Media habían formado parte del paisaje urbano y también actuaron como protectores espirituales de los habitantes. sin embargo, en los siglos del Barroco fueron desapareciendo y sus lugares se fueron ocupando por otras construcciones religiosas y también civiles.

Plano de la parte occidental de la ciudad de Mula del año 1735. Archivo particular, Bullas. Fuente: González Castaño, J. y Muñoz Clares, M. (1993)

Por otra parte, atendiendo a las órdenes religiosas femeninas, voy a hablar brevemente de  la Orden de Santa Clara, cuyas monjas son conocidas como Clarisas. Fue fundada por San Francisco y Santa Clara de Asís en 1212, en la iglesia de San Damián, cerca de Asís, en Italia. La contemplación es el corazón de la vida de la hermana clarisa. La Santa Misa es el centro de su jornada monástica y a lo largo del día se unen a la oración de toda la Iglesia con las alabanzas del Oficio Divino. Siguiendo el ejemplo de sus Santos Padres Francisco y Clara, "el privilegio de la pobreza" y "el vivir sin nada propio" es para la clarisa la prueba de su fe y de la autenticidad de su compromiso con el Señor.
Para obtener información detallada sobre las distintas órdenes femeninas, lee esto.

Mariana de Santa Clara, fundadora del Real Monasterio de la Encarnación (Fernando Martín). Fuente: González Castaño, J. y Muñoz Clares, M. (1993)

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